LA FELICIDAD CONSISTE EN . . .

Si te pidieran completar esta oración: LA FELICIDAD CONSISTE EN . . .

¿Cómo la terminarías?

Ciertamente es muy difícil de expresar con palabras, un concepto que muchos han definido o querido definir -desde épocas antiguas- sin que se haya llegado a un consenso común, porque cada uno sentimos que le falta algo.

Por ejemplo, para Lao Tse, filósofo chino del siglo VI a.C., consistía en disfrutar el presente: “Si estás deprimido, estás viviendo en el pasado. Si estás ansioso, estás viviendo en el futuro. Si estás en paz, estas viviendo el presente”; o en su caso, para Platón, filósofo griego del siglo III, consistía en autonomía: “El hombre que hace que todo lo que lleve a la felicidad dependa de él mismo, ya no de los demás, ha adoptado el mejor plan para vivir feliz”; o más actual, para Bertrand Russell, filósofo y matemático del siglo XX, estaba relacionado con el amor: “De todas las formas de precaución, la cautela en el amor es tal vez la más mortal de la verdadera felicidad”.

Y efectivamente es un concepto muy difícil de definir, . . . tantos han querido expresar su perspectiva.

La Real Academia de la Lengua Española, integra algunos de los elementos necesarios, para hacerla nuestra, nos dice que es "un estado de grata satisfacción espiritual y física".

Y sin embargo, cualquier definición es difícil de alcanzar. Pensemos en esta última, por los problemas que afectan a la humanidad en la actualidad, lograr un estado de grata satisfacción, generalmente es complicado. Vivimos en la época de mayor progreso en la historia, con muchos elementos físicos al alcance de la mano -o al alcance de un click-, pero es una época con gravísimos problemas emocionales en las personas: soledad, ansiedad, estrés, depresión, falta de identidad y pertenencia, entre otras.

Pero como dice Platón, la felicidad depende de uno mismo, por eso es importante que nos decidamos a dar “pequeños pasos” que podemos realizar cada uno -de forma individual-, que nos permitan construir nuestra propia felicidad e ir creciendo dentro de ella.

¿Por ejemplo?

Primero, encontrarte contigo mismo. Reconocerte como una persona valiosa que necesita de sí mismo (“sólo tú, vas a vivir contigo siempre”), y que te permita encontrar esa paz interior, esa tranquilidad y la fuerza para renovarte -como las águilas. Realizando actividades que te relajen (tocar un instrumento, pintar, elaborar artesanía), o desarrollando habilidades de mindfulness o de inteligencia emocional, por ejemplo.

Segundo, establecer y fortalecer los lazos afectivos con quienes más quieres, y quienes más te quieren. Aprendiendo a mejorar los procesos de comunicación o de relación con otros.

Tercero, ayudando a otros a que den sus propios pasos hacia su propia felicidad. Nunca van a ser los mismos pasos que los tuyos, pero si compartes los primeros dos pasos, ellos encontrarán cómo aplicarlos; y así . . . ¡sus pasos a la felicidad, también van a ser tuyos! También te encaminará a la felicidad el ver que ayudaste a otra persona a dar sus propios pasos.

Escuchar testimoniales de personas que están en el proceso o que ya han logrado salir de alguna de estas situaciones, siempre será esperanzador; escuchar las historias de alguien que ya pasó por una situación similar te ayuda a reflejarte en el espejo del otro, y saber que siempre hay un camino para salir adelante.

¡Cada día es un buen momento, para construir y vivir en la felicidad!